En Tenerife la cochinilla fue el cultivo de recambio en la etapa 1860-1878. Llegó a alcanzar el 90 por ciento de las exportaciones, transformando sustancialmente la economía.
El negocio de la grana estaba vinculado a la consignación de buques y al carboneo, pues los barcos británicos que hacían escala en Santa Cruz, en su viaje de vuelta aprovechaban su estadía para cargarla. Los mejores años de producción fueron desde 1845 a 1866, pues solo en este último, se exportaron al mercado británico más de tres millones de libras. Los fletes de retorno a Europa constituyeron el elemento clave para entender el comercio de la cochinilla en este siglo. La política librecambista inglesa, propiciada a partir de 1846, liberó las exportaciones canarias de cargas y gravámenes arancelarios, así como el alentador efecto de las franquicias insulares, a partir de 1852, favorecieron la importación de abonos y un gran impulso productivo y comercial. Cuando en la
Exposición Internacional de Londres (1862) se presentaron los avances de la Química en relación a los colorantes artificiales obtenidos a partir de la hulla (Magenta y Solferino) se aceleró el proceso de crisis en la exportación de la grana. (José Manuel Ledesma)
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