su hermana y al esposo de ésta, confesión que condujo directamente hacia el matrimonio Rosenberg, que fue detenido, acusado y juzgado por espionaje.
Aún hoy, se considera que el juicio a que ambos se vieron sometidos distó mucho de haber sido justo, y ciertas o no las acusaciones de espionaje, ambos fueron ejecutados en virtud del Acta de Espionaje de 1917, que dictaba pena de muerte para este tipo de delitos en tiempo de guerra, si bien en el momento de haberse cometido el supuesto espionaje, los Estados Unidos no se encontraban en guerra con la Unión Soviética. Al comparar este caso con otros de la misma índole, resueltos con penas mucho más leves a pesar de existir pruebas más concluyentes (como el caso de Klaus Fuchs, condenado a sólo 14 años de prisión tras haber espiado a los Estados Unidos en favor de la Unión Soviética durante muchos años), se denota un agravio comparativo, espoleado por el ambiente anti-comunista y el miedo imperante en la sociedad americana a un inminente enfrentamiento con la Unión Soviética que había degenerado en el «Mccarthismo». Hay que considerar que en esa época se vivía la Guerra de Corea (25 de junio de 1950 al 27 de julio de 1953). Este era un conflicto entre Corea del Norte (comunista) y Corea del Sur (capitalista), pero a la vez era una guerra no oficial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, conocida como Guerra Fría. En Corea las tropas de EEUU sufrían muchas bajas (al final más de 44.000 muertes, un poco menos que en la Guerra de Vietnam, pero en un periodo mucho más corto), por ello en el juicio se acusó al matrimonio Rosenberg de haber revelado los secretos de la bomba atómica a los soviéticos, dando lugar supuestamente al equilibrio nuclear con los soviéticos y se les hizo responsables de las numerosas bajas norteamericanas en Corea.
Ambos fueron finalmente ejecutados en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953, y las crónicas de la época cuentan que, aunque Julius murió a la primera descarga, su esposa Ethel, a pesar de ser una mujer más pequeña y supuestamente frágil, resistió hasta tres descargas eléctricas antes de fallecer, hecho del que se responsabilizó al diseño de la silla, construida para una persona de mayor envergadura y cuyos electrodos al parecer no se ajustaban «adecuadamente» al cuerpo de la mujer.
Años después, en 1966, David Greenglass, hermano de Ethel, quien pasó 10 años en prisión y que había sido sentenciado a solo 15 años de condena por su confesión y colaboración, manifestó haber acusado falsamente a su hermana. En las memorias de Nikita Khrushchev, publicadas póstumamente en 1990, el ex primer ministro soviético alaba al matrimonio Rosenberg por su "muy significativa ayuda en acelerar la producción de nuestra bomba atómica", pero los analistas creen que la validez de su aporte no pudo ser tan importante. En 1995, luego de finalizada la Guerra Fría, diversas investigaciones del FBI y de los servicios de inteligencia norteamericanos (proyecto VENONA) parecen haber encontrado evidencias de que Julius Rosenberg trabajaba para los servicios de espionaje soviéticos, pero no así su esposa Ethel.
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