martes, 12 de mayo de 2009

Boris Nicolaiévich Yeltsin

Boris Nicolaiévich Yeltsin o Eltsin) Político ruso que acabó con el régimen comunista de la Unión Soviética (Sverdlovsk, Rusia, 1931 - Moscú, 2007). Boris Yeltsin comenzó trabajando en la construcción en su región de origen, en los Urales. En 1961 se afilió al Partido Comunista de la Unión Soviética y siete años después se convirtió en funcionario del mismo.

En 1976 Yeltsin fue elegido secretario general del PCUS en la provincia de Sverdlovsk (la actual Yekaterinburgo). Gorbachov conoció por entonces su actitud reformista, de manera que, cuando accedió al poder como secretario general del partido en 1985, promovió a Yeltsin para dirigir la organización local de Moscú, con el encargo principal de luchar contra la corrupción (al año siguiente le introdujo también en el Politburó, órgano supremo de dirección del partido único y, por tanto, del Estado soviético).

La colaboración entre los dos líderes duró poco, pues Yeltsin comenzó a criticar en público el ritmo excesivamente lento que, en su opinión, llevaban las reformas liberalizadoras de Gorbachov. Éste acabó por apartarle de la jefatura moscovita del partido en 1987 (y del Politburó en 1988).

Para entonces Yeltsin había adquirido ya una gran popularidad como enemigo radical de la dictadura comunista y campeón de quienes consideraban insuficientes las reformas de Gorbachov. En consecuencia, tan pronto como esas mismas reformas permitieron la celebración de elecciones pluripartidistas, Yeltsin accedió por una amplia mayoría al Congreso de Comisarios del Pueblo o Parlamento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1989) y a la presidencia de la República Socialista Federativa Soviética Rusa, que era hegemónica en su seno (1990).

Fue entonces cuando rompió definitivamente con el Partido Comunista y proclamó un programa político de cambio radical, basado en la construcción de una economía de mercado y en la autonomía de las Repúblicas con respecto al poder central de la Unión.

En 1991 Boris Yeltsin organizó unas elecciones presidenciales directas en Rusia, que le otorgaron una cómoda victoria y vinieron a consolidar su posición política. Dos meses después estalló un golpe de Estado militar de inspiración conservadora (comunista) contra el gobierno reformista de Gorbachov; éste quedó retenido en una casa de recreo en la costa del mar Negro, mientras era Yeltsin quien hacía frente a los golpistas en Moscú, arengando a las masas y a los militares leales para que defendieran la democracia.

El golpe fracasó y Yeltsin quedó convertido en el líder más influyente del momento; aprovechó esa fuerza para tomar la iniciativa política apartando a Gorbachov, y en una reunión con los presidentes de las otras dos Repúblicas eslavas -Ucrania y Bielorrusia- acordaron desmantelar la URSS y continuar su andadura por separado como Estados soberanos, asociados en una vaga Comunidad de Estados Independientes (1991).

Gorbachov, teórico presidente de un país que ya no existía, acabó por dimitir en aquel mismo año, culminando así la ascensión política de Yeltsin: al desaparecer la URSS, la Federación Rusa heredó la mayor parte de su arsenal de guerra, su posición privilegiada en las Naciones Unidas y lo que quedaba de su papel de potencia mundial; y al frente de esa nueva Rusia independiente se encontraba un presidente que concentraba los más amplios poderes.

Como presidente de Rusia, Yeltsin desarrolló una política encaminada al refuerzo de su propia autoridad, imponiendo un sistema político de corte presidencialista. Su imitación del modelo norteamericano fue acompañada de un acercamiento a los Estados Unidos, de cuyo apoyo dependió en momentos delicados: como cuando, enfrentado a la oposición parlamentaria de comunistas y ultranacionalistas, ordenó al ejército bombardear el edificio del Parlamento y envió a la cárcel a los diputados contestatarios en 1994; o cuando la proliferación de sentimientos nacionalistas y procesos de autodeterminación que él mismo había auspiciado le obligaron a reprimir por la fuerza el intento de secesión de la República rusa de Chechenia (1994-95).

Sin embargo, el avance de la hegemonía estadounidense en el mundo le llevó a adoptar posiciones de resistencia para recuperar al electorado nacionalista (oponiéndose, por ejemplo, a la ampliación de la OTAN hacia los países de Europa Oriental que pertenecieron a la órbita de influencia de la antigua Unión Soviética). Sus mayores dificultades han venido de la liberalización económica: Yeltsin desmanteló apresuradamente el sistema de control estatal de los mercados y privatizó las empresas públicas, permitiendo la libre empresa en todo el país; estas medidas, que han convertido a Rusia en una economía de mercado, han ido acompañadas de una gran conmoción social, con la acentuación de las desigualdades, la miseria, la corrupción y la criminalidad, lo cual explica el descontento popular que hizo del Partido Comunista la fuerza más votada en las elecciones legislativas de 1995.

A pesar de estos problemas y de su talante autoritario, Yeltsin consiguió imponerse a una oposición dividida y volvió a ganar las elecciones presidenciales en 1996 (aunque por un corto margen frente al candidato comunista). Dada su mala salud, quedó abierta desde entonces la lucha por la sucesión entre sus colaboradores. Vladímir Putin, que había sido nombrado primer ministro por Yeltsin en agosto de 1999, ganó las elecciones legislativas celebradas en Rusia en diciembre de 1999. Yeltsin presentó su dimisión como presidente de Rusia durante el discurso de fin de año a la nación, y Putin, nombrado por el presidente dimisionario como su favorito para la sucesión en el Kremlin, asumió en funciones la jefatura del Estado y las Fuerzas Armadas.

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